Dicen que las luciérnagas no se iluminan para verse a sí mismas, sino para entablar una conversación. Quizás el destello sea la primera palabra, el lenguaje que sostiene la oscuridad.
Entre otras historias y creencias, en Japón se las honra como pequeños espíritus que guían en las tinieblas. En algunas comunidades indígenas de América se les llama semillas de estrella o mensajeras del bosque. Aparecen cuando el mundo se detiene, cuando hay silencio, para avisar de algo que aún vive.
Tres luciérnagas nace de ahí: de la necesidad de contar historias (fuera de la urgencia y la caducidad) que no ciegan, pero sí alumbran en estos tiempos de emergencia climática e incertidumbre.
Una vez al mes, tres estrellas que se encienden: una historia, una imagen, un hallazgo.
No como evasión, sino como resistencia.
No como escapatoria, sino como forma de sostenernos. Porque la belleza, cuando se comparte, es un puente que nos lleva a prestar atención y mirar el mundo desde otros lugares. Y porque, en medio del colapso, necesitamos historias de aquellos que insisten, que siembran buenas sombras para la gente del mañana.
Este boletín no viene a explicarlo todo. Solo a alumbrar algo.
Como hacen las luciérnagas: en la oscuridad siempre podrá comenzar una conversación.
Para quienes aún miran el mundo, y quieren escucharlo.
✨Luciérnaga #1: Un poema de Bernadette Mayer
De Trabajos y días, traduce Carlos Bueno Vera y edita Greylock.
✨ Luciérnaga #2: Hablan los leones, comencemos a escuchar
En un ensayo iluminador, la filósofa Eva Meijer nos recuerda algo incómodo: los animales nunca dejaron de hablar; somos nosotros quienes no sabemos escuchar. En lugar de tratarlos como recursos o partes de un decorado que desvirtuamos porque queremos hacerlo natural a nuestra manera, propone verlos como entidades políticas, con lenguajes, intereses y formas de vida que merecen lugar en nuestras decisiones comunes.
[Wittgenstein] escribe que si entras en una comunidad humana con un conjunto de normas y hábitos y formas de vida totalmente diferentes, puedes tener un diccionario, pero posiblemente, seguirías sin entenderlos.
Comprender no es traducir, sino compartir mundos. Por eso Meijer propone asambleas multiespecies: espacios donde humanos, animales y otros seres puedan —a través del gesto, la presencia, el territorio— deliberar sobre el presente que habitamos juntos.
No es una fábula, ni ciencia ficción: es una pregunta urgente. ¿Cómo imaginar un futuro donde no solo hablemos entre humanos? ¿Y si hacer política también fuera aprender a escuchar todo lo que sucede fuera de nuestro lenguaje?
Because political life is how we organize our societies and determine what is just and who has a right to what. And it’s very problematic to determine as humans what is just for other beings.
— Eva Meijer
✨ Luciérnaga #3: Las aves disfrutan cantando
Un estudio reciente de la Universidad de Duke nos revela algo hermoso: las aves jóvenes, como los pinzones cebra, practican su canto miles de veces al día porque realmente disfrutan haciéndolo. No es solo una necesidad para comunicarse o atraer pareja, también canta porque les da placer.
Cada vez que practican, su cerebro libera dopamina, un neurotransmisor que nos hace sentir bien cuando logramos algo importante. En el cerebro del pinzón, esta liberación química fortalece las conexiones neuronales relacionadas con el aprendizaje del canto, haciendo que el proceso sea no solo eficiente sino también gratificante. Es como si ellos también sintieran esa satisfacción de aprender y mejorar, igual que nosotros.
Me gusta pensar que, aunque tan distintas, sus vidas comparten con las nuestras esos instantes de alegría.
Qué podrían contarnos estas canciones sobre la forma en que compartimos el mundo con otras criaturas?
Puedes leer el artículo completo aquí: A Hit of Dopamine Tells Baby Birds When Their Song Practice Is Paying Off.
🤲🏽 ¿Quieres compartir una luciérnaga?✨
A veces, la luz más necesaria también espera en lo que otras personas han compartido, vivido o escuchado.
Si te has cruzado con una luciérnaga —una historia, un gesto, un poema, una imagen— que merezca ser contada, escríbeme.
🍂 Restos de poda
Algún pájaro llegó, y seguro intentó construir un nido. Se resguardaron insectos, abrieron nuevos caminos las hormigas. Alguna mantis comenzó a segregar una especie de masa viscosa para producir diferentes capas superpuestas: así crean una envoltura para proteger a sus huevos. Quién mire desde fuera podría pensar que en este lugar del mundo nunca pasa nada.
(la columna de junio para Comer, de La Vanguardia)
📚 Feria del Libro de Madrid
Este jueves 12 de junio estaré firmando libros en la caseta de Vino a por letras, de 19:30 a 21h.
¡Pásate a saludar si andas por allí! Voy con flores secas y ganas de conversación ;)
🌺 Palabra enrazaida en el jardín del Museo Reina Sofía
El viernes 13 compartiré jardín y palabra con la artista guatemalteca Marilyn Boror en el Museo Reina Sofía, a las 18:30h. Toda la info, aquí.
✨ El detalle de la imagen de la cabecera
Eighth Heaven, the sphere of the fixed stars (1564), para la Divina Comedia de Dante.
¡Gracias por leerme!
Gracias por estas luces, me ha encantado recibirlas. Al leer que los pájaros jóvenes disfrutan de su canto, me han venido a la mente los niños de dos o tres años canturreando mientras juegan. Otra luciérnaga interesante, que seguro que tú conoces pero que yo acabo de descubrir y estoy todavía procesando: las generaciones telescópicas de los áfidos. ¡Eso de que las hembras estén embarazadas de otras hembras embarazadas me parece una peli de ciencia-ficción rodándose entre los rosales!
Qué bonito lo de los pájaros que cantan por placer. Recuerdo que cuando éramos niñas mi hermana y yo nos inventábamos canciones, con su melodía y su letra, sin importarnos qué era lo que queríamos decir. Nos encantaba. Era un juego de rimas, supongo que bastante nonsense, de subidas y bajadas de tono, improvisaciones. Pero llegaba un momento en el que se nos saltaban las lágrimas. Algo así como un acto reflejo. No era tristeza, no sé si era emoción, porque para nosotras ese juego era algo ligero, pero era inevitable terminar con los ojos en lágrimas.